13) “Al respecto el futuro premio Nobel
reacciona como la inmensa mayoría de los lectores de Castañeda. No nos
importaba que mintiese sobre su curriculum, nacionalidad o biografía, como
había evidenciado la investigación de Time que luego detallaré. Paz lo resume
perfectamente: “Confieso que el misterio Castañeda me interesa menos que su
obra. El secreto de su origen -¿es peruano, brasileño o chicano?- me parece un
enigma mediocre, sobre todo si se piensa en los enigmas que nos proponen sus
libros”82.”
En el Camino del Guerrero, o también “limpiar el vínculo con el Espíritu”, nos importa un comino cómo lleva su vida otro nagual o “colega”. Ya es arduo el trabajo de limpiarse uno, como para andar tratando de resolver “mediocres enigmas”, como bien dijo el Nobel Paz. Eso se deja para mediocres ex estudiantes frustrados o mejor dicho repinches tiranitos.
14) “Lo sorprendente es que un tribunal
académico, el de UCLA, concediese un doctorado en antropología a Castañeda a
pesar de dicha ambigüedad. Y no solo eso. “Las enseñanzas de don Juan”, tanto
en su edición original en inglés, como en todas las demás, incluye también un
no menos entusiasta prólogo del Dr. Walter Goldschmidt, prestigioso profesor de
antropología en UCLA, presidente del American Anthropological Associatíon y
editor de la revista American Anthropologist... y uno de los directos
responsables de que Castañeda obtuviese su doctorado. El Dr. Goldschmidt inicia
su elogioso prólogo con la frase: “Este libro es a la vez etnografía y
alegoría”85.
Es curioso. La Real Academia Española de la Lengua define así
el término alegoría: “Del latín Allegoría. 1. f. Ficción en virtud de la cual
un relato o una imagen representan o significan otra cosa diferente”. Y resulta
cuando menos desconcertante que un académico de la talla del Dr. Goldschmidt
utilice esa palabra en la primera frase de su prólogo a una obra supuestamente
científica. Un ensayo antropológico base de una tesis. Ese concepto: alegoría,
surgirá una y otra vez en la obra de Castañeda, tanto por parte de sus
defensores como de sus detractores. Como si todos aceptasen que lo que contaba
no era exactamente real, pero no les importase. Carlos Castañeda incluye una
críptica dedicatoria en la primera página de su primer libro: “Para don Juan y
para las dos personas que compartieron conmigo; su sentido del tiempo mágico”.
Y un párrafo de agradecimientos que merece la pena tener presente: “Quiero
expresar profunda gratitud al profesor Clement Meighan, que inició y fijó el
curso de mi trabajo antropológico de campo; al profesor Harold Garfinkel, que
me dio el ejemplo y el espíritu de la investigación exhaustiva; al profesor
Robert Edgerton, que criticó mi trabajo desde el principio; a los profesores
William Bright y Pedro Carrasco por sus críticas y su aliento, y al profesor
Lawrence Watson por su inestimable ayuda en la clarificación de mi análisis.
Finalmente agradezco a la señora Grace Stimson y al señor F. A. Guilford su
ayuda en la preparación del manuscrito”86. Todos esos profesores y académicos
de UCLA, en mayor o menor medida; por acción u omisión, contribuyeron a que
Castañeda se convirtiese en un mito imbatible. Porque los mitos son inmortales.”
Extraordinario y contundente. Este largo párrafo (sorry)
avala lo que afirmo en el comentario 10. Es imposible e impensable que haya
convencido o engañado a estos eruditos y lograr su licenciatura y su doctorado
después, SIN pruebas documentales que avalaran sus tesis. A menos… que los haya
envuelto en ciertos “intentos” propios de un nagual de verdad y se los haya
devorado vivos, juar,juar,juar.
15) “Sin embargo su primera “experiencia
práctica” del “vuelo” se produciría el cuatro de julio de ese año, cuando tras
untarse el cuerpo desnudo con un ungüento realizado en base a plantas de poder,
cuyo proceso de elaboración relata con detalle, el estudiante de antropología
revive el “vuelo de las brujas” medievales. Y vuela. Su conversación posterior
con su maestro, es uno de los diálogos más celebrados y reproducidos por los
seguidores de Castañeda en todo el mundo: “¿De verdad volé, don Juan? “ Eso me
dijiste. ¿No? “Ya lo sé, don Juan. Quiero decir, ¿voló mi cuerpo? ¿Me elevé
como un pájaro? “Siempre me preguntas cosas que no puedo responder. Tú volaste.
Para eso es la segunda parte de la yerba del diablo. Conforme vayas tomando
más, aprenderás a volar a la perfección.”
Agrego que esta técnica viene descrita en notas de los
cronistas ya desde el Siglo XVI. Uno de ellos describe incluso algunas cosas
que se untaban (veneno de alacrán, de
araña, de ciempiés, plantas de poder, etc., todo amasado en chapopotl
–petróleo- y hollín de las fogatas); de ahí que se volvió referencia el ver
personajes “de piel negra” en códices es señalar que eran naguales o sacerdotes
de ciertas entidades naguálicas. Hay otros elementos, pero el recurrente es el
tener la piel “negra”.
Por otro lado, el relato de tu experiencia de vuelo, MC, me
encantó. Felicidades. Yo lo hago, pero SIN necesidad de enteógeno alguno.
Dominando ciertas técnicas ensoñativas, se logra “higiénicamente”; esto es, sin
repercusiones negativas de las sustancias químicas de las plantas sagradas.
16) “Originalmente Castañeda redactó un
trabajo para una asignatura de clase de antropología con la esperanza de
obtener una buena nota. Y cuando sus profesores le propusieron editarlo como un
libro con tapa dura, se sintió extremadamente halagado. Pero no podía imaginar
hasta qué punto aquel trabajo le cambiaría la vida...”
MC desconoce, omite o calla, que fue DJ quién lo estimuló a escribir por lo menos su primer libro. Si alguien lee esto ¿conoce la anécdota narrada por CC de cuando le llevó un ejemplar de su primer libro a DJ? Pregunte y se la relato.
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