jueves, 29 de agosto de 2013

"TODOS ESTAMOS ENLAZADOS Y VEMOS LA MUERTE" 0030



Como has notado, hay un punto a partir del cual la búsqueda se vuelve muy subjetiva, porque estamos más y más solos. Espero que las siguientes reflexiones tengan que algo en común con tu propio camino.

Lo que seguramente te ocurre es que llegas a la estancia de ensueño, te miras las manos o lo que sea, lanzas las miradas periféricas y luego no recuerdas qué más hacer. Es que en realidad, como persona, no hay nada que puedas hacer. Has llegado a tu límite y sólo te queda insistir, porque la conciencia inorgánica tiene reacciones muy lentas. Ellos están tan interesados como tú por establecer un contacto, pero tienes que darles chance.

El aburrimiento y otros sentimientos que desestimulan la práctica son producto de la "mente del volador". La energía no se aburre de crear y atestiguar. No le ocurre a todo el mundo, sino a quienes llegan a la frontera de lo personal (primera compuerta). El motivo es comprensible: nos enseñaron a bloquear la atención a todo lo que no sean nuestros intereses humanos.

Para pasar más allá, tenemos que encontrar una fuente alterna de energía, y ello implica un compromiso con la locura. Carlos le llama "desatino controlado", pero, en verdad, el control lo tiene "el otro". Creer que podemos manejar la segunda atención con nuestra forma humana, es una estupidez. Los guerreros que no dan el paso hacia la disolución, se quedan a mitad de camino y mueren en circunstancias horribles.

Como verás, el mejor modo de tratar con este asunto es tomar la delantera. Si vamos a estar locos, ¡seámoslo con plena deliberación! Yo me aplico sesiones de locura clínica dos o tres veces al año, según como ande. Eso me motiva a seguir, aun al costo de la vida física.

Respecto a otros intercambios: al Ver, todos estamos enlazados, y vemos la muerte. Decirlo de una forma más bonita sería mentir. Ver es absoluto, no se desarrolla, lo que podemos mejorar son nuestras actitudes, pasando de la incredulidad a la aceptación, y de esta, a la experiencia gozosa.
Todos "vemos", pero hay que reconocerlo. He visto personas en el momento de dar ese paso, y, créeme, no hay dicha mayor, porque te demuestra cosas para las que no hay palabras. (Frank Díaz Tleoko)

EL NAGUAL ES UN "ESTADO DE CONCIENCIA" 0029


En esta pequeña postal hay más Nagualismo (profundidad, elegancia, enfoque y "videncia") que el de aquellos que, en ciertas páginas de la Red, escriben sobre nagualismo verborraicamente diciendo cualquier estupidez justamente ANTI-nagualista. Esta postal es una LECCIÓN para el Espíritu de los verdaderos naguales...
Tlasokamati, Nawal Winak Frank Díaz.

Ahora, algunos comentarios ad hoc en Facebook

‎Frank Diaz, ¿significa esto, también, que para que haya Nagual tiene que haber relatividad? Quiero decir que, sin individualidad, que es a mi entender, una parte de todo-lo-qie-exoste en una especie de encapsulamiento que lo separa, y a la vez le hace percibirse como separado de todo lo demás, no podría existir, no el Nagual, sino la percepción del mismo. ¿Que me puedes decir sobre esto?Quiero decir que, a mi entender, sin esta individuación de la energía de todo lo que es, tampoco habría una base perceptual O dicho de otra manera, para percibir es necesário tener la capacidad de percibirse y sentrirse separado de lo que se percibe.

Frank Diaz Objetivamente hablando, los sustantivos no existen, lo que existe es el hacer. Intentar en forma deliberada - es decir, en condiciones de manifestación e individualidad - es un hacer posible. Deducir de ello que el nagual no existe fuera del individuo y lo manifiesto, sería exagerado. "Nagual" es el nombre de un esfuerzo, no una cosa en sí. Toda existencia es relación y toda percepción es índice de una relación. El nagual es una función relacionante.
‎"Para percibir es necesário tener la capacidad de percibirse y sentrirse separado de lo que se percibe". La percepción no tiene causa. Sentirse separado es una consecuencia, no una causa. Sentirse relacionado (es decir, unido a través del acto perceptual), también.

Entonces, ¿para percibir al Nagual es necesaria la relación, no para su existencia? Y si, de acuerdo, objetivamente, eso a lo que le llamamos objetivo (sustantivo) no existe per se, sino en relación a lo que se hace con el.

GS Pues para mi, el nagual de mi abuelo Aristeo, era un tigre, yo lo conocí(a mi abuelo) y el siempre andaba trabajando en el monte, cuidando de sus animales y durmiendo donde le callera la noche, aún con 70 y más años de edad, estaba erguido, fuerte y sembraba y cuidaba de su animal el tigre como si fuera el mismo. Hasta que decidió irse. Cuando bajaba a ver a su familia al pueblo, siempre estaba lleno de amor, de paz interna y mucho gozo, caminaba despacio y manipulaba los quehaceres domésticos de una manera sencilla y simple. Por cierto, hablaba Mexicano (Nahuatl) Es ahí donde acuerdo que el nahualismo es el intento, el movimiento, el trabajo. Saludos amigos.

Frank Diaz ‎"¿para percibir al Nagual es necesaria la relación, no para su existencia?" No hay diferencia objetiva entre los conceptos de percibir y existir. Todo lo que percibe existe, todo lo que percibes existe, todo lo que existe, existe en un contexto perceptual. Dicho en otros términos: el nagual no existe fuera del acto perceptual, es una modalidad de percepción.
‎"El nagual de mi abuelo Aristeo era un tigre". Esta es una definición del nagual mucho más objetiva que las definiciones filosóficas o racionales. Y todavía más exacto sería: el nagual de mi abuelo se movía como tigre y se veía a sí mismo como tigre. ¿Qué era? El verbo "ser" es demasiado tosco para describir al nagual.

lunes, 26 de agosto de 2013

"DESARROLLOS" DEL NAGUAL 0028



Conforme pasa el tiempo, un nagual va "haciéndose cargo", va notando que paulatinamente puede ejercer ciertas acciones que, gracias a un duro entrenamiento en ciertas técnicas psicofísicas tanto orientales como occidentales (ejemplo, el sorprendente Kinam o la meditación Mo-Pai) se pueden perforar o vulnerar las denominadas leyes naturales (gravedad, materia, energía, movimiento, físicas, químicas, etc.)  o "internarse" en la psique o los sueños de alguien, claro que con un considerable esfuerzo que se basa totalmente en lo que el Nagual Juan Matus denominó la fuerza más poderosa del Universo: el Intento.
Sólo en ese aspecto, un nagual es un subversivo, pues subvierte o viola la ilusión del Tonal desde el Nagual. Asimismo, un nagual va confirmando que no existe lo "sobrenatural", pues para él todo es natural y depende su manipulación del nivel perceptual en que se encuentre.

viernes, 23 de agosto de 2013

¿QUÉ ES EL NAGUAL? III 0027


EL ARBOL DE TAMOANCHAN

La concepción prehispánica sobre las causas y el destino de nuestra existencia recibía el nombre de Nemilistli, el sentido de la vida. Tal como vemos en la siguiente cita, pensaban que la vida en su totalidad tiene dos fases: la primera transcurre en el mundo de las esencias, y la segunda, en el de las apariencias.

"Una tradición que corría entre los indios (decía) que había dos mundos o dos maneras de gentes. El primero (espiritual), en que los hombres se transformaron en animales y astros (poderes naturales). En el segundo (concreto), habiendo de ser la transformación según los méritos de cada uno." (Alarcón, Tratado de las Idolatrías)

Se creía que los principios vitales del hombre (no confundir con el concepto cristiano del alma) proceden de Chichikuau'tlan, el lugar del árbol de los pechos, una forma de existencia no individual donde los niños que aun no han nacido "maman" de la fuente de la vida. La muerte de los niños lactantes implicaba su retorno automático al árbol del origen. 

Pero, desde el momento en que la criatura comía su primer bocado de maíz (la planta que nos sacó del estado animal y nos hizo hombres), comenzaba su vida social, generadora de responsabilidad. A su vez, la responsabilidad asumida producía mérito espiritual, y este, logros de conciencia.

La responsabilidad era considerada como un fuego que cristaliza definitivamente nuestros principios conscientes, permitiéndonos trascender los efímeros plazos de la existencia mortal. Esto merece una explicación: los toltecas consideraban que la vida es un don divino, y por esa razón, tiene un carácter absoluto y definitivo. Sólo los niños estaban facultados para regresar una y otra vez al plano terrestre:

"Los niños que mueren antes de que coman maíz o dejen de mamar, regresarán a la casa de sus padres; pero los viejos que mueren no han de tornar." (Fernández de Oviedo XI)

Como podemos comprender, esta visión no evadía la certidumbre de nuestra finitud. Por el contrario, generaba en el tolteca una percepción directa de la muerte, que no era considerada una enemiga, sino un estímulo digno y necesario para el guerrero. De ello derivaba un sentimiento de urgencia por aprovechar el tiempo, por expresar sin ambages la plenitud de nuestras posibilidades. 

Aun después de cinco siglos de adoctrinamiento cristiano, la muerte, en su sentido prehispánico, sigue siendo una activa presencia en la vida de los mexicanos. Consideraban que nuestra vida cotidiana se desarrolla en Tlaltikpak, sobre la tierra, la parte exterior o superficial del Universo. La peculiaridad de esta forma de existencia es que todos estamos hipnotizados por los influjos de Mayawel, la embriagadora, una diosa, o mejor dicho, una función divina cuyo nombre deriva de la misma raíz Mai que dio origen en la India a la doctrina de Maya, la "gran ilusión"

Mayawel era la "hermana" o aspecto femenino de Ketsalkoatl. El libro sagrado maya describe así su manipulación sobre la conciencia humana:

"Entonces el Corazón del Cielo sopló sobre los ojos (de los primeros hombres), los cuales quedaron empañados como cuando se sopla sobre la luna de un espejo, y se oscurecieron." (Popol Vuh III.3)

Debido a este estado de velación, mientras los seres humanos permanecemos sobre la tierra, somos incapaces de percibir directamente el universo de Teotl, la energía, y únicamente nos concentramos en Tlakeke, los objetos; esto hace que el mundo nos parezca "objetivamente" real.

Tlaltikpak es el plano más denso de la conciencia, el único donde hay gravedad y donde son posibles la mentira y la confusión, porque no hay transparencia mental. Sólo podemos abandonarlo a través de la puerta misteriosa de la muerte y el sueño. 

Según el texto sagrado, nuestro reto, mientras estamos atados por los lazos de la Deidad "embriagadora", es generar Ishtli Yollotl, cara y corazón, esto es, una identidad y un carácter que nos permitan resistir concientes allí donde no hay ninguna razón humana o animal para hacerlo. 

Pero la Tierra no es el único destino de la conciencia. Afirmaban los mexicanos que, una vez que morimos, la experiencia que hemos acumulado durante toda la vida permanece activa como Sennamiki, memoria de unidad. Ello significa que, aun por algún tiempo, seguimos dándonos cuenta de las cosas y reaccionando como si fuésemos "nosotros mismos". 

"Decían los antiguos que cuando morían los hombres, no perecían, sino que de nuevo comenzaban a vivir, casi despertados de un sueño." (Sahagún, Historia General III)

Según un texto azteca, en la generalidad de los casos, la duración de ese recuerdo es de cuatro años terrestres (que pueden parecer un tiempo infinitamente largo o breve para la subjetividad del difunto):
"A los cuatro años ya hay disolución, ya se pierde el recuerdo, ya nada permanece ahí." (Informantes de Sahagún)

Afirmaban que los estados o planos de conciencia a donde va la memoria durante ese tiempo difieren, según sea la forma en que se haya vivido, y sobre todo, según sea el estado emocional y mental en que esté inmersa la persona al momento de morir. De ahí que morir fuera considerado un arte supremo, y la mayoría de la gente procurase hacerlo en medio de la batalla o en el cumplimiento del deber, es decir, en el esplendor de la energía. 

Quienes siguieron en vida el camino de la satisfacción de los sentidos o murieron de una muerte ordinaria, iban de cabeza al Miktlan, lugar de los muertos, y se convertían en Mikteka,
espíritus tenebrosos

"Hacían ofrendas a los muertos durante cuatro años, pues creían que en ese tiempo no iban las animas al lugar de su descanso, (sino que) tenían mucho trabajo, frío y cansancio, y pasaban por unos lugares llenos de espinas." (Códice Telleriano)

El Miktlan estaba dividido en nueve estancias o grados de atención, donde todos los apegos, recuerdos y compromisos con el mundo eran rigurosamente "molidos" y desintegrados, hasta que la conciencia individual se integraba de nuevo con su fuente cósmica. 

Miktlan no era el infierno, tal como lo entienden las religiones dualistas, sino un mundo de conciencia superior a la Tierra, donde se rompe gradualmente la embriaguez de los sentidos, lo cual puede ser muy duro para los apegos personales. El estado subjetivo de quienes permanecían allí era calificado de Temiktli,
sueño de tipo humano

En cuanto a aquellas personas que padecieron debido a una larga enfermedad física o mental que quemó sus apegos materiales, así como los suicidas, los que fueron marcados por el rayo y los ahogados, se creía que iban al Tlalokan, mundo de Tlalok, donde se transformaban en dos tipos de espíritus de la Naturaleza: los Awake, proveedores, y los Tlaloke, formadores

Esta transformación dependía de la manera en que había vivido la persona:

"Dicen los viejos que quienes son de buen corazón, los piden los Tlaloke y los llevan a su casa en el Tlalokan, donde viven junto al Señor de la libertad. Y viven una primavera eterna, que nunca se marchita, que constantemente brota y se recrea, que florece para siempre." (Códice Florentino VI.21)

En el Tlalokan la conciencia se recuperaba del estrés de la vida terrestre y se regocijaba trabajando como auxiliar divino. El estado subjetivo de sus moradores se calificaba de Temishochitl,
sueño florido. Ellos podían comunicarse con los vivos a través del sueño lúcido.

En un orden superior estaba el destino de los guerreros, los santos y los héroes, los sacrificados por la fe y las mujeres muertas en el parto, cuyas características comunes eran el heroísmo y el sentido del deber. Tales difuntos no tenían que pasar por los grados espirituales de los Mikteka, los Awake y los Tlaloke, sino que iban directamente al Tonalokan, lugar del sol, un sitio de felicidad plena donde se volvían Tonaloke, espíritus ardientes, y acompañaban al Sol y a los astros en su eterno movimiento. Su estado subjetivo se calificaba como Melawakatinemi, sueño verdadero.
"Aquel que va con integridad a la muerte heroica, viene a llamarlo el Sol, vive a su lado. Constantemente y para siempre es feliz. Muchos desean, muchos buscan este tipo de muerte." (o. c.)
De ellos dice un poema azteca:

"Cuando morimos, no es verdad que morimos, porque vivimos en verdad, seguimos viviendo, despertamos a una existencia feliz. Así se dirigían al muerto cuando moría, le decían: `Despierta, ya el cielo enrojece, ya se levanta la aurora, ya cantan los faisanes color de llama, las golondrinas color de fuego, ya vuelan las mariposas'. Quien se ha muerto se ha vuelto Dios." (Códice Matritense)

A pesar de la influencia de la forma de morir en la forma de sobrevivir, se creía que, en última instancia, todos los destinos eran dictados por Ketsalkoatl desde el momento en que el niño comenzaba a crecer:

"Es en la infancia, siendo aun libre la persona, cuando tienen compasión de ella Nuestro Señor y le da sus dones... Y es en la infancia, en la edad de la pureza, cuando se merece una buena muerte." (o. c.)

Independientemente de las estaciones transitorias de la conciencia, los toltecas creían que el destino final de todos los seres, después de su periplo por los reinos de la muerte, era llegar al Tamoanchan, la casa de nuestro origen, donde tenía su residencia espiritual Nuestro Señor Ketsalkoatl. El jeroglífico con que representaban este lugar era el caduceo: un árbol-serpiente.

Tamoanchan era el estado original y final de la creación, y la aspiración conciente o inconsciente de casi todos los seres humanos. De hecho, los toltecas interpretaban nuestro paso por la tierra como una ilusión; la verdadera vida tenía lugar allí:
"He aquí lo que nos dijeron los ancianos: nadie (en verdad) sale de Tamoanchan, el sitio del Espíritu. No es verdad, no es cierto lo que hacemos aquí; sólo es como una burla nuestra estancia (en la Tierra)." (Códice Florentino VI).

Por lo tanto, la entrada en Tamoanchan era un retorno al origen. Desde el punto de vista de la personalidad, la permanencia allí era eterna. No era un plano de sueño, sino de iluminación, y quienes lo alcanzaban con una conciencia lúcida recibían el honroso título de Itstika, despiertos

Pero algunos mesoamericanos buscaban un destino diferente. Estos eran los naguales, quienes aspiraban a conservar por toda la eternidad las características individuales de su conciencia, sin dejarse deslumbrar, seducir o aterrar por las visiones habidas en los planos divinos, y sin diluirse en la intensidad vivencial del contacto con Ketsalkoatl en el Tamoanchan.
A fin de conseguir su objetivo, los naguales seguían un arduo entrenamiento, cultivando el sueño y trabajando con los poderes de la Naturaleza, para gestar de ese modo un alter ego o doble energético al cual transferían en cierto momento sus principios mentales y emocionales, y a veces también los físicos. 
A partir de ahí, tales personas morían como hombres y renacían como regentes de su propio Yokoya, mundo mental. El suceso era representado a través del símbolo de la ruptura del árbol de Tamoanchan, es decir, la liberación definitiva de la conciencia de sus raíces terrestres.

Los naguales no eran deudores, sino émulos de Ketsalkoatl. Su preparación chamánica les permitía crear, por lo que recibían el título de Moyokoyani, quien a sí mismo se inventa. Ketsalkoatl, el autor de este Universo, era el modelo más elevado de un nagual, razón por la cual otro de sus múltiples nombres era Nawalpiltsintli, príncipe de las transfiguraciones.

Debido a la incomprensible naturaleza de las actividades de los naguales, los invasores europeos los calificaron de brujos y los persiguieron casi hasta la extinción. En términos occidentales, diríamos que ellos eran los alquimistas prehispánicos.


(NOTA) Éste y los anteriores "¿QUÉ ES EL NAGUAL?" son propiedad intelectual de Frank Díaz. Si los distribuyes, utilizas, citas, etc., menciona la autoría de esta persona.

¿QUÉ ES EL NAGUAL? II 0026

El lenguaje de los naguales

Uno de los cronistas que fueron testigos del trabajo de los naguales cuando aun se conservaban en toda su pureza las fórmulas de la antigüedad prehispánica, dejó el siguiente testimonio:

“En los nombres siguen la metáfora del color o alguna otra cosa. Estos nombres llaman Nahualtocaitl, o ‘nombre que usan los hechiceros’.” (Alarcón, Tratado de las Idolatrías)

Esto significa que las enseñanzas de los naguales no fueron claramente escritas, sino a través de alegorías. Por lo tanto, ahora se nos hace muy difícil descifrarlas. Debido a la presencia del nagual en el núcleo mismo de la cultura tolteca, casi todos los símbolos prehispánicos tienen dos, tres, cuatro, y hasta cinco niveles de lectura. Por ejemplo, una inscripción que a primera vista parece referirse a un suceso histórico, en otra lectura nos habla de un mito cósmico, en una tercera es un ejercicio de conciencia y en una cuarta nos da las coordenadas geográficas del pasadizo entre los mundos.

La doctrina del Tonal y el Nagual

El tópico esencial del saber de los naguales es la doctrina del Tonal y el Nagual, que nosotros podríamos vagamente relacionar con el lado positivo y el lado negativo de la energía.

El conocimiento racional, lineal y cotidiano, es llamado Tonal, luminoso, porque es visible. Se basa en la acumulación de datos; tiene una esencia y una estructura lógica; sus piezas armonizan, aunque en un solo plano. La palabra Tona significa tambièn sugestión hipnótica, ya que este tipo de conocimiento nos fascina, produciendo iluminaciones que pueden durar toda la vida.

En la visión del Tonal, la única realidad posible son las leyes de acción y reacción. No hay cabida para lo inexplicable. Los “milagros” no existen, o bien son asunto de Dios y de su mensajero. Nuestra sólida tierra es la realidad, y el estar despiertos es un hecho evidente.

Este tipo de conocimiento se apoya en la experiencia cultural del hombre. Por lo tanto, cambia de época en época, de país en país, de persona a persona, e incluso cambia en uno mismo, con la acumulación de experiencias que nos trae la edad, nuestras ideas sobre la realidad se van desarrollando.

Por el contrario, el conocimiento Nagual podríamos considerarlo como “dimensional” o esotérico, porque no es cotidiano. Es un saber capaz de incorporar en su seno propuestas contradictorias; se apoya sobre lo indefinible; sabe que conceptos como “causa y efecto”, “dualidad”, “unidad”, “uno mismo”, “inmortalidad”, “verdad” y “mentira”, “dios” y “diablo”, “condenación” y “salvación”, etcétera, son sólo eso: conceptos.

Los antiguos mexicanos llamaban el Nagual, porque, entre otras cosas, esa palabra significa oscuro, difícil de entender. No está diseñado para seres racionales, y mucho menos, para personas domesticadas por la civilización.

Aunque pueda resultarnos paradójico, el conocimiento Tonal está representado por Ketsalkoatl, la Serpiente Emplumada, mientras que el Nagual es patrocinado por Teskatlipoka, Humo en el Espejo, el Ser Auto-existente, en el cual todo tiene principio y del cual no cabe definición (por eso es negro).


El manejo de la energía


Una característica extraña del conocimiento de los chamanes es que no podemos estudiarlo académicamente, es decir, como un objeto imparcial de estudio, porque ese conocimiento está referido al manejo de nuestras energías internas. Por lo tanto, si verdaderamente llegamos a descifrar las metáforas y oscuridades del lenguaje de los naguales, es inevitable que poco a poco la información que obtenemos comience a ejercer una influencia sobre nuestro carácter, hábitos, valor personal, moralidad e inteligencia. 

Las técnicas chamánicas están concentradas en el manejo de nuestros centros y corrientes de energía. El objeto inmediato es conseguir un funcionamiento lo más eficiente posible de nuestras potencialidades, a fin de que quede cierta cantidad de energía libre que podemos ahorrar y acumular.

El objeto ulterior es aplicar esa energía excedentes a propósitos que no son habituales en nuestra cultura, pero que resultan vitales para el chamán, como entrenar a nuestro doble de ensueños, interferir con la conciencia de las plantas y otros reinos de vida, y aprender a viajar por el Universo sobre el vehículo de la conciencia.

Si la energía ahorrada se acumula hasta formar una “masa crítica”, algo en nuestro interior “cristaliza” y puede eventualmente cobrar vida y conciencia propias como si se tratara de un doble nuestro, un nagual. Desde el punto de vista de los chamanes, un doble energético es más eficiente, como soporte de nuestra individualidad, que un limitado cuerpo físico.

Nawalli o Nagual es, pues, una entidad natural, pero artificialmente desarrollada, moradora de los espacios de nuestro sueño y nuestra subconciencia en general (y por eso apodada Tepeyollotl, corazón del monte), capaz en un momento dado (el sueño o la muerte) de asumir la identidad del individuo. Este es el concepto prehispánico equivalente a la creencia cristiana en la resurrección del alma, o a la creencia hindú en la reencarnación.

Naturalmente, los cronistas españoles que oyeron hablar de estas cosas, consideraron al nagual como un demonio. Aunque tal interpretación es exagerada e inexacta, es cierto que una operación transmutativa tan fuerte como aquella que permite a la persona trascender los límites de la vida y la muerte, constituye un acto supremo de rebeldía, y sólo se puede acometer con ánimo heroico y una implacable decisión de triunfar.

¿QUÉ ES EL NAGUAL? 0025




En la época en que los pueblos mongoloides se distribuían por el mundo para ir a ocupar espacios en el Extremo Oriente y América, surgió una casta de individuos muy preparados en los misterios de la Naturaleza y el alma humana. Debido a que la principal función de estas personas era “desdoblarse” en sus sueños para ir a buscar consejo al mundo de los “dioses”, recibieron un título procedente de la raíz Na, duplicarse o mediar. A esta raíz se añadió el sonido Wal o Gul, que significa hechicería. De esa manera surgió el honroso título del Nagual.

Ambos vocablos pertenecen a casi todas las lenguas del Viejo Mundo y de América. Por ejemplo, los hindúes llamaban a sus sacerdotes Nagas, evolución de un sonido previo que se pronunciaba Nawa, tal como se ve en los antiguos semidioses llamados Da Nawa, los altos iniciados.

Los tibetanos interpolaron una R y llegaron a pronunciar el título como Nargol, santo. Una pronunciación más antigua del nombre se conserva en Anawa Tapta, el lago sagrado de los budistas, cuyo nombre significa la peregrinación del sacerdote serpiente.

Los hebreos contrajeron la W y pronuncian Naba, profeta. El mismo título, reducido sólo a su raíz Na, dio origen a los Na-zar, señores iniciados, quienes fueron una importante secta de sabios en el mundo semita, a la cual pertenecieron Juan el Bautista y Jesús. (Nazarenos)

Otras apariciones del nagual en el viejo mundo ocurren en Australia, donde la voz Nawa significa algo muy sagrado. En la lengua Fang de Africa, el doble o alma humana se llama Nguel, mientras que en la lengua Yoruba el Nawe o Nague es el sacerdote.

En América, la misma raíz aparece en mapuche, donde el alma o espíritu del chamán se llama Nawel. En zapoteco, Nagul quiere decir sabio. Y las tribus Navajo de Norteamérica, quienes a sí mismos se designaban como Nagwa, llamaban a sus vecinos de México por el título de Naka, sabios.

Los datos anteriores están destinados a probar que el concepto del Nagual es anterior al establecimiento de los pueblos mesoamericanos.



Función del nagual en la sociedad prehispánica

Los primeros naguales eran chamanes que emigraban con su pueblo de valle en valle. Su función era encontrar a través de la visión y el sueño, nuevos sitios donde hubiera mejores condiciones de vida. Cuando el ser humano aprendió a cultivar la tierra y se hizo sedentario, los naguales también lo hicieron, convirtiéndose en curanderos, sacerdotes, eruditos, e incluso en guías políticos.

La función del nagual en Mesoamérica podemos descifrarla a través de los muchos significados que atribuyeron a esta palabra o a su raíz. Por ejemplo:

Nawa, entendimiento.
Nawalli, aquel que profundiza o penetra en las cosas, espía.
Nawatilli, legislar, investigar, conocer.
Nawatl, comprensible, nombre propio de la lengua.

Incluso, la voz dio nombre a los mensajeros de la Serpiente Emplumada, colectivamente llamados Nawapilli, príncipes hechiceros.

 
Definiciones prehispánicas del nagual

“Este género de brujos nahualles son diferentes de las brujas de España. He oído muchos casos exquisitos y fuera de lo que se sabe de otras naciones y gentes acostumbradas a tener pacto con el demonio.” (Alarcón, Tratado de las Idolatrías)

“Yohualli ehecatl nahualli totecuyo - Nuestro señor es viento y tinieblas, es el nagual.” (Códice Florentino, libro VI, metáfora 70)

“El nahualli es sabio, sabe hablar, tiene en su interior un depósito (de energía), no forma parte de la unidad (humana), no hay quien lo burle ni lo sobrepase.” (Códice Florentino)

“El buen nahualli tiene un corazón en su interior, es vigilante, atento, auxiliador, a nadie perjudica.” (o. c.)

“Sabéis las cosas por venir... y sabéis todo cuanto pasa en el mundo. Os es patente lo que está dentro de los cerros y en el centro de la tierra. Veis lo que está debajo del agua, en las cavernas, en los agujeros y en las fuentes. Os llamáis ‘hijos de la noche’.” (D. Durán, Historia de las Indias)