5) Y sobre todo, Castañeda intentó borrar su historia
dejando un reguero de pistas falsas, engaños y mentiras sobre sí mismo, que ha
supuesto una labor titánica desentrañar. La verdad estaba sepultada bajo una
montaña de tergiversaciones, mistificaciones y conjeturas sin base real, sobre
la que nuevas generaciones de entusiastas seguidores de don Juan, han ido
añadiendo nuevos estratos de patrañas, engaños y delirios.
Mientras
vivió en el 1er Anillo de Poder, lo logró. Magistral acechador. Volvió locos a
los chismosos que querían saber hasta cuándo y a qué horas iba a defecar.
Ahora, ya en el 3er Nivel de la Atención, se debe estar carcajeando tanto de
Manu y Cia., como de mí, por supuesto. Cuando NO eres brujo tolteca, por
supuesto que todo se te hace “patrañas, engaños y delirios”. Ya DJ se lo había
advertido a Carlitos.
6) Hoy, años después de
haber conocido personalmente a Castañeda y haber practicado sus enseñanzas;
después de haber tenido experiencias directas con chamanes en cuatro
continentes;
Manu conoció lo que Carlitos le dejó conocer, en forma
especial. Él hacía eso con todos los que se le acercaban a lamerle la mano,
“enamorados” de su maestría, misticismo y liderazgo. De haber sido yo el que le
hubiera conocido, NO se me hubiera presentado como lo hizo contigo, con la
idiotita, frustrada y acomplejada Amy, con Yoliliztli y con tantos y tantos que
jamás entendieron que un Nagual es esquivo, es un lobo estepario, es
absolutamente inalcanzable. Y te acecha desde mucho antes de que te pongas
enfrente de él.
“Practicado sus enseñanzas” se me hace exagerado. La realidad
más creíble sería “y haber intentado practicar sus enseñanzas”. Porque es
altamente obvio, Manu, que de haber corroborado en ti mismo dichas enseñanzas,
NO hubieras escrito este libro. No hay
cosa más baja y vil, que traicionar a tu Maestro, con razón o sin razón.
7) Con el paso de los
años, y a medida que publicaba nuevos libros, Castañeda se fue distanciando del
espíritu de “Las enseñanzas de don Juan”, y del cariz antropológico que
pretendía, para enriquecer cada nueva obra con ideas, conceptos y
“revelaciones” no mencionadas anteriormente.
Esa es SU opinión, Manu. No sé si está enterado que fueron
¡13 años! de enseñanzas (con algunas ausencias por parte de CC), las cuales
tuvo –en muchos casos- que retrotraerlas desde la 2da. At´n. Adelantándome un
poco, seguramente los personajes físicos que se encontró y que nos puso como
don Juanes, Genaros, etc., no supieron tocar el tema (enriquecer cada nueva obra con ideas, conceptos y “revelaciones”) o
lo desconocían completamente, lo que nos acerca más a que hubo UN DJ real.
8) Sin embargo, otros
autores sugieren un origen sánscrito del término identificándolo con sramana,
que significa “monje budista itinerante”. Particularmente me siento más
identificado con la primera opinión, considerando, como otros autores, el
chamanismo como la religión original, anterior incluso al culto a los
antepasados. Es decir, el origen de todas nuestras creencias. También de las de
Carlos Castañeda.
No. No es mi problema el que usted, Manu, ignore que la
palabra shaman proviene del sánscrito y significa “el que medita”. Viene en el
Dhammapada, un antiquísimo libro budista. Fueron los monjes budistas quienes
llevaron el término a las llanuras siberianas.
Cito el primer discurso de Sakyamuni Buddha “Aunque no recite
los textos sagrados, quien elimina el deseo, el odio y la ignorancia,
aprendiendo a conocerse con una mente libre, ese posee la condición del Shaman”
(Dhammapada 1.20) Ergo, un meditador es un Shaman.
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