Le pidieron que nos diese algunos ejercicios
prácticos para llegar al silencio. Contestó
que ese era un asunto muy privado, porque los resortes del diálogo interno se
nutren de nuestra historia personal.
"Sin
embargo, a través de milenios de prácticas, los brujos han observado que, en el
fondo, somos muy parecidos y hay situaciones que tienen el efecto de
silenciarnos a todos por igual."
"Mi
maestro me transmitió diversas técnicas para acallarme que, bien entendidas, se
reducen a una: el intento. El silencio se intenta crudamente, haciendo el
esfuerzo. Es cosa de insistir una y otra vez. Ello no significa que reprimamos
nuestros pensamientos, sino que aprendamos a controlarlos."
"El
silencio empieza con una oración, un acto de voluntad que se convierte en el
comando del Aguila. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que mientras nos
impongamos el silencio nunca estaremos verdaderamente ahí, sino en la
imposición. Hay que aprender a transformar la volunad en intento."
"El
silencio es tranquilo, es un abandonarse, dejarse ir. Produce una sensación de
ausencia, como la que tiene un niño cuando se queda mirando al fuego. ¡Qué
maravilla recordar ese sentimiento, saber que se puede volver a evocar!"
"El
silencio es la condición fundamental del sendero. Yo pasé largos años
batallando para conseguirlo y todo lo que logré fue enrollarme en mi propia
tentativa. Además de la plática habitual que desde siempre tenía lugar en mi
mente, comencé a recriminarme por no poder entender qué era lo que don Juan
esperaba de mí. Todo cambió un día, mientras me hallaba contemplando
distraídamente unos árboles; el silencio se abalanzó desde ellos como una
fiera, parando mi mundo y arrojándome a un estado paradójico, por nuevo y a la
vez conocido."
"La
técnica de observar, es decir, de contemplar el mundo sin ideas preconcebidas,
funciona muy bien con los elementos. Por ejemplo, con las llamas, la caída del
agua, las formas de las nubes o la puesta del sol. Los nuevos videntes le
llaman 'engañar a la máquina', porque, en esencia, consiste en aprender a
intentar una nueva descripción."
"Uno
tiene que luchar denodadamente para conseguirlo, pero, después que ocurre, el
nuevo estado de conciencia se sostiene con naturalidad. Es como poner el pie en
la puerta, ya que está abierta y es asunto de acumular suficiente energía para
pasar al otro lado."
"Lo
importante es que nuestro intento sea inteligente. De nada vale que nos
esforcemos por llegar al silencio si primero no le creamos condiciones
favorables para que se sostenga. Por lo tanto, además de ejercitarse en la
observación de los elementos, un guerrero está obligado a hacer algo muy
simple, pero muy difícil: ordenar su vida."
"Todos
vivimos en una cadena de intensidad a la que llamamos 'tiempo'. Como no
divisamos su fuente, tampoco nos detenemos a pensar en su fin. Mientras somos
jóvenes nos sentimos eternos, y para cuando envejecemos, sólo nos queda
quejarnos por el 'tiempo perdido'. Pero eso es una ilusión, el tiempo no se
pierde, ¡nos perdemos nosotros!."
"La
sensación de que tenemos tiempo es un equívoco que nos lleva a desperdiciar la
energía con todo tipo de compromisos."
Cuando
un hombre conecta con el silencio interno, revalora su tiempo. Así que, otra
forma de definirlo, es decir que el silencio es una aguda conciencia del
presente.
"Un
método infalible para conseguir el silencio es el no-hacer, una actividad que
programamos con nuestra mente, pero que tiene la virtud de acallar los
pensamientos una vez que es puesta en marcha. Don Juan le llamaba a ese tipo de
técnicas 'sacar una espina con otra'."
Puso
como ejemplo de no-hacer el escuchar en la oscuridad, trocando la prioridad de
nuestros sentidos y el comando que nos obliga a dormirnos en cuanto cerramos
los ojos. También, conversar con las plantas, practicar el sistema isha,
pararnos de cabeza, caminar hacia atrás, observar las sombras, la distancia o
los espacios entre las hojas de los árboles.
"Todas
esas actividades son de lo más efectivas para acallar nuestro diálogo, pero
tienen un defecto: no podemos sostenerlas durante mucho tiempo. Después de un
rato, nos vemos forzados a recuperar nuestras rutinas. Un no-hacer que se
exagere, automáticamente pierde su poder y cae dentro del hacer."
"Si
lo que queremos es acumular silencio profundo, de efectos duraderos, el mejor
no-hacer es la soledad. Junto con el ahorro de la energía y el abandono de
aquellos que nos dan por hechos."
"El
mundo del guerrero es de lo más solitario que hay. Aun cuando varios aprendices
se junten para viajar por las rutas del poder, cada uno sabe que está solo, que
no puede esperar nada del otro ni depender de nadie. Lo más que puede es
compartir su camino con quienes le acompañan."
"Estar
solos requiere un gran esfuerzo, porque aun no hemos aprendido a sobreponernos
al comando genético de la socialización. Al principio, el aprendíz debe ser
forzado a ello por su maestro, a través de trampas si es preciso. Pero con el
tiempo aprende a disfrutarlo. Es normal que los brujos busquen el silencio en
la soledad de la montaña o en el desierto y que vivan solos durante largos
períodos."
Alguien
comentó que esa era "una perspectiva horrorosa".
Carlos
replicó: "¡Horroroso
es llegar a viejos como unos niños llorones!"
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