Un ensoñador se recuerda a sí mismo en cualquier circunstancia. Siempre tiene una contraseña a mano, un pacto con su voluntad que le permite alinear en un microsegundo el intento del guerrero.
Puede sostener su visión, sea la que sea, y regresar a ella cuantas veces quiera para explorarla y analizarla. Y lo que es mejor, puede darse cita en esa visión con otros guerreros; eso es lo que los brujos llaman 'acechar en el ensueño'. Esta técnica nos permite proponernos objetivos y dar seguimiento a los actos, tal como lo hacemos en el mundo cotidiano.
Podemos resolver problemas y aprender cosas. Lo que aprendes allí es coherente, funciona. Quizás no puedas explicar cómo te llegó ese conocimiento, pero ya no lo olvidas. Los que ensueñan, entenderán.
Es una guía práctica del Arte de Ensoñar, el legado más grande de los naguales toltecas para México y el mundo. Un placer pertenecer.
Puede sostener su visión, sea la que sea, y regresar a ella cuantas veces quiera para explorarla y analizarla. Y lo que es mejor, puede darse cita en esa visión con otros guerreros; eso es lo que los brujos llaman 'acechar en el ensueño'. Esta técnica nos permite proponernos objetivos y dar seguimiento a los actos, tal como lo hacemos en el mundo cotidiano.
Podemos resolver problemas y aprender cosas. Lo que aprendes allí es coherente, funciona. Quizás no puedas explicar cómo te llegó ese conocimiento, pero ya no lo olvidas. Los que ensueñan, entenderán.
Es una guía práctica del Arte de Ensoñar, el legado más grande de los naguales toltecas para México y el mundo. Un placer pertenecer.
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