Al dormir, morimos literalmente. Si volvemos al otro día,
es porque el cuerpo todavía aguanta. La muerte es un sueño en que el
cuerpo ya no aguantó. Por eso es fundamental aprender a manejar el sueño
(no digo los sueños). De ese modo nos preparamos para el lado
inmanifiesto de la realidad. También he visto que todo estado no corpóreo, por ínfimo que sea, es
superior a todo estado corporeo, pues implica la liberación del
potencial perceptual. Con ello no me refiero a un alma que sobrevive a
la muerte ni nada de eso, pues no se puede decir que el aire contenido
en un globo sea de distinta naturaleza que el aire del exterior.
“Sueña que escoges hasta el día en que seas tú tomado de
la Tierra. Sueño es el rocío del cielo, el jugo del cielo, la esencia
del cielo; la flor de oro del centro del cielo es un sueño. Gana y
lleva contento la piedra roja que has soñado; esencia del cielo has
soñado.” (Chilam Balam de Chumayel)
La cita del Chilam que menciono tiene simbolismo esotérico. La "piedra roja" es un estado
de cristalización de la conciencia en torno al vehículo al nagual (el
Cristo). En el lenguaje alquímico europeo se habla de ir del putre al
rubí a través del albedo, o convertir el plomo en oro a través de la
"piedra". Como notarás, lector, es un proceso trino del que el Chilam da la
clave al exhortarte que sueña:
1. Cultivo del sueño (no me gusta usar la palabra "control", pues no es exactamente eso).
2. Disolución de la dualidad onírico vs. vigílico.
3. Proyección del nagual.
2. Disolución de la dualidad onírico vs. vigílico.
3. Proyección del nagual.
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