martes, 1 de enero de 2013

EL UMBRAL DEL SILENCIO: DON JUAN MATUS


Siguiendo los racionalismos de los chamanes del México antiguo, don Juan declaró categóricamente que el silencio interno se amontonaba, se acumulaba. En mi caso, luchaba para guiarme a construir un núcleo de si­lencio interno dentro de mí, y luego añadir a él, segundo a segundo, cada vez que lo practicara. Me explicó que los chamanes del México antiguo descubrieron que cada individuo tenía un umbral diferente de silencio interno en cuanto a tiempo, es decir, que el silencio interno debe ser mantenido por cada uno de nosotros durante el pe­ríodo de tiempo de nuestro umbral específico antes de que funcione.
‑¿Qué consideraban los chamanes, como la señal de que el silencio interno estaba funcionando, don Juan? ‑pregunté.
‑El silencio interno funciona desde el momento en ­que empiezas a acumularlo ‑contestó‑. Los chamanes andaban detrás del dramático resultado final, el de al­canzar ese umbral individual de silencio.
Algunos prac­ticantes muy talentosos necesitan sólo unos cuantos minutos de silencio para llegar a esa codiciada meta. Otros, menos talentosos, necesitan largos períodos de silencio, quizás más de una hora de quietud completa, antes de llegar al resultado tan deseado. El resultado deseado es lo que los antiguos chamanes llamaban detener el mun­do, el momento en que todo lo que nos rodea cesa de ser lo que siempre ha sido.

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