viernes, 4 de enero de 2013

EL PUNTO DE ENCAJE HACIA "ABAJO"

El lugar de la bestia, de las formas de nuestros hermanos animales. Ya hemos visto que el nagual sabe descifrar el "intento" de todas las cosas.
Cuando mueve y fija el PE hacia "abajo", accesa a los intentos de la percepción animal, tanto orgánicos como inorgánicos o de horrendos seres de infinidades de mundos perceptuales del Multiverso. 
Es el movimiento del PE más recurrente y utilizado en el México actual, y en general, de casi todas las culturas que han llegado a las mismas prácticas naguálicas con idénticas conclusiones.
En el campo mexicano (¡y en las ciudades también!) el nagual "rural" se envicia con la transmutación en formas animalescas debido que -ciertamente- es muy atractivo sentir y tener el poder y potencia de un animal, sea éste el que sea. Por supuesto, desde hace milenios se establecieron jerarquías naturales de acuerdo al poder personal del nagual. Ejemplo: en infinidad de comunidades el nagual que posee (y usa) el "intento" del jaguar siempre será más poderoso que aquel que alcanza a transformarse en tlacuache, perro, cerdo o caballo, por mencionar algunos.
En nuestro México ancestral y mágico, es muy frecuente también que el nagual posea varias transmutaciones, es decir, varias formas animales en las cuales se convierte.
En la zona maya -antiquísimos naguales del linaje de los Antiguos Videntes- hay referencias desde la Colonia y mucho antes, de naguales que incluso adoptan formas no-animales: rayo, bola de fuego, remolino de viento, agua y ¡hasta sangre!.
El nagual que osa internarse en las profundidades de "abajo" tiene que tener una enorme sobriedad, desapego, impiedad y ética para no dejarse llevar por los impulsos salvajes del animal en el cual se convierte. Cosa que no es frecuente. De ahí que "el nagual" sea respetado y odiado en el sentir general del campo mexicano.

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